El cruce entre I.A. y la formación de las personas es inevitable: la tarea educativa es insoslayable.
La I.A. crea nuevos flujos y circuitos que simulan ciertos procesos mentales humanos sin la necesidad de sus cuerpos físicos racionales y socioemocionales actantes (Latour, 2005), y de modo descontextualizado histórico- cultural- político-educativa y ambientalmente, se presenta y construye la realidad de hoy.
Es de notar que todas son dimensiones ineludibles para una conceptualización,
comprehensión y pronóstico, dada la progresiva penetración de la IA en todas
las esferas sociales actuales. Más aun: la I.A las tranversaliza: la educación
no se aleja de esta realidad.
Es bueno preguntarse qué piensa el sector educativo, qué hace
para encaminar un futuro cercano y de medio plazo.
Por otro lado, se percibe otro tipo de sociedad con otra cosmovisión del
mundo, la vida y la persona vinculada al continuo cambio disruptivo. Apunta a una
auténtica transformación de los procesos, formas y relaciones sociales y
culturales, acordes a estas inciertas coyunturas. Se las concibe como un
comienzo de una etapa histórica cualitativamente distinta a cualquier otra del
pasado.
Así, la formación de las personas no solo debería desprenderse de lo
decadente y oscuro, sino preguntarse, – no como mera especulación- , qué
viene después del auge magnificente de la IA.
Qué se hace? Qué haríamos?
La posición y auge de la IA en el sistema híper-capitalista global de
las naciones, muestra el ingreso a la 4ta revolución industrial, con la casi plena
digitalización de las finanzas, la manufactura, con procesos, procedimientos y
servicios materiales y simbólicos, demandados, por cierto, de modo muy oportuno,
y al mismo tiempo, con inversiones y
ganancia crecientes, con una consecuente carrera por el poder geopolítico.
Los factores socioeconómicos son centrales para ello, aunque no implican necesariamente superar la limitada racionalidad técnico instrumental (Simon, 2016) que caracteriza a la IA ni que será una barrera de revisión del rol y tareas del diseño lineal descontextualizado de los algoritmos.
Sin un trabajo holista no
se puede erradicar la desigualdad educativa
y su mejoramiento, la exclusión social, la desaparición de sesgos discriminatorios, y demás, que se replican en programas, formatos y aplicaciones.
Si bien el capital acumulado es central si se trata de intentar cubrir (no
siempre auténticas) necesidades, no es el factor fundamental, sino que el conocimiento con su capacidad de desarrollo
inventivo, de agenciamiento, critica reflexiva, de mindfulness lo es y de un
modo imprescindible de práctica.
Se trata de componentes válidos y valiosos para la formación de personas,
que debería acompañarse de abiertas y reflexivas predisposiciones para pensar, sentir y actuar, con mentalidad,
competencias y herramientas adaptativas para enfrentar el quiebre generalizado
del status quo educativo anterior.
En este contexto formativo se distinguen materialidades, funciones y
proyecciones de los cauces formativos de las personas, a través de la IA, en
dos vertientes.
La interactividad de los
diseños de los programas digitales, de la I.A. constituyen un fenómeno de
“correas” de transmisión posibilitada por
la interconectividad digital existente (o no, si se recuerda la
exclusión social prevaleciente en muchas regiones del mundo, y del país). Se impulsan,
distribuyen, viralizan, etc., las conversaciones de los chatbots, las
transcripciones generativas recreadas por los GPT, metaversos, etc.
Sin embargo si ello no está sostenido por
fuertes y sinceros de construcción de sentidos
móviles, con contenidos, científicos relevantes y pertinentes, con la
acción de redes académicas, de práctica profesional, comunidades de
aprendizaje, etc. , solo serán transductores vacíos, solo “cables”, muchos no
tangibles .
Debido a que ambos conceptos se entrelazan, no son incompatibles sino complementarios, reviste hoy elaborar/reelaborar y poner de contramano un imaginario cultural digital de alternativas criticas frente a lo post-digital y post-humanista, como provocación de reflexión, protagonismo y emancipación, que hoy sin dudas dependerá cada vez más, de la I.A. y sus algoritmos.
Recordar que mas allá de esta seria y cuidada tarea, la atmósfera
artificial que se respira en todo ambiente y espacio, es de alguna rigidez
cognitiva de los algoritmos, que resultan formativos de las personas, propuesta
de una imposibilidad de mover sus patrones de pensamiento y comportamientos. Es
sabido que de arranque, se da de modo
informal, y/o paralelo y/ entrecruzado con
la educación formal y no formal.
La educación y sus responsables protagonistas deberían imaginar y
estudiar, analizar y experimentar pedagógicamente, los conceptos y
metodologías, a partir de abordajes interdisciplinarios para enseñar mejor,-
selectiva y combinadamente los recursos físicos/analógicos, en un apropiado mix
con los programas de IA.
La educación es un proceso lento y muy complejo más aun en tiempos
digitales de la IA. Ocupa muchas generaciones para tejer climas y mentalidades
sociales y culturales constructoras, con ejemplos de objetivos y acciones
genuinas, para sostener libertad en democracia.
Son inmensas las materias de investigación que comprometen el estudio de
estos procesos actuales y futuros de progresiva incertidumbre.
Referencias:
Braidotti, R. (2020) El
conocimiento posthumano. Edit. Gedisa. España
Latour, B. (2005). Reassembling the Social: An Introduction to Actor-Network-Theory.
Oxford: Oxford University Press. ISBN 9780199256044.
Simon, H. (2016) Las ciencias de lo
artificial. Edit. Comares. España
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