Las Redes en Educación

Estrategia y recurso didácticos, ambos altamente interactivos, no son nuevos en concepto en la historia de la humanidad. Ejemplo de ello son las redes orales, comunitarias, étnicas, religiosas, etc., y más adelante comerciales, y demás, muchas de las cuales, en funcionamiento reconfigurado, existen hasta hoy.

Las redes de comunicación ágrafa de las culturas antiguas desde aun antes de los siglos de los siglos, han desaparecido. Las posteriores redes del XVII (por decir una fecha) aunque en ínfima minoría, se registran aun hoy: arrastran mitos, muchas creencias, concepciones erróneas, estereotipos y demás, que parecen desconocer las ciencias (con sus revisionismos), y que permean la vida contemporánea, que -parece mentira-, así llegan al siglo XXI: ahora a través de una progresiva digitalización.

El rastreo de los mensajes difundidos en las comunicaciones remotas orales reticulares, - además de un profundo trabajo histórico, antropológico, arqueológico, metafísico y otros-, implica a los ojos actuales, realizar un abordaje hermenéutico, para elaborar un argumento multidisciplinario interpretativo válido. Nos enfrentamos a la cultura de un presente electrónico de consumo, que corren a través de las redes sociales digitales, entre otras muchas, como líneas infinitas de big data, todas sostenidas por los algoritmos y la inteligencia artificial, que reconfiguran y conforman las dimensiones de la vida humana actual. No dejar de lado la ya reconocida imposición/ exaltación, en forma y contenidos de aquellas que reglan datos y afectos, en una configuración (racional/irracional?) de la conciencia.
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Referirse a las redes sociales en educación es entablar un sin fin de discusiones acerca de aspectos en lo teórico y en las prácticas pedagógicas concretas, que se refieren a entender nuestra cultura digital, para su enseñanza y para una reflexión social. Los procesos formativos, hoy corren mucho por los andariveles, encarnados en el espacio cordial y amigable de las redes sociales que, la hiper-tecnología, las reproducen y son sostenidas por ellas.

Ello posee varias proyecciones importantes: Sin embargo, la neutralidad de las redes no existe. Las empresas big-high tech montaron su teatro de operaciones en ellas, el relato expansionista de las redes sociales y sus promesas de universalidad, comunidades horizontalizadas y circulación libre (?) de la información tuvo un quiebre a ojos vistas de la manipulación y/o des- contra- información.

 1) la elaboración de las narrativas culturales contemporáneas como procesos y resultados de productos en manos más colectivos anónimas que individuales, con talentos que habrá que rescatar y apoyar,

2)  los rastros de datos (big data capturada por la inteligencia artificial / software) que se dejan en enormes cantidades con la más variada información personal, organizacional, etc., que solo sirven a intereses monopólicos,

3) la conformación de las identidades y las conciencias colectivas, de gran emocionalidad, más que racionalidad, para volverse “normales” (estandarizadas),

4) la toma decisiones de toda índole que hace al (coherente?) funcionamiento societal e institucional (en todos los planos económico, político, educativo, etc.) “pertinente” mediado por tecnologías, para un desarrollo rico, productivo, de utilidad social y democrática, que poco se da, mas allá del hiperconsumo.

Las plataformas que sostienen a las redes para educación conducen a entenderlas teniendo en cuenta su naturaleza algorítmica lineal y a- histórica, por lo que, si de esto se trata, y de ser apropiadas para educación, una reflexión desde el punto de vista pedagógico digital, ¿debería preguntarse para qué?, por qué? cuál es su sentido en la realidad contemporánea: una crítica deconstructiva y reconstructiva, es bienvenida.


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