Un desafío virtual: lograr el cambio conceptual y educativo.


Extraído del libro Una Pedagogía Virtual en el marco de los Estudios Culturales” De Beatriz Fainholc, Edit. UOC  Universidad Oberta de Catalunya, España.

El concepto de cambio conceptual educativo es una subclase del cambio socio cultural. Retoma viejas y repetidas, múltiples y conflictivas preguntas claves, tales como: ¿qué es lo que cambia?; ¿se puede enseñar el cambio, tanto en lo físico como lo virtual? ¿cómo?
La arista explicativa de la noción de conflicto, en sus diferentes facetas, se relaciona con los procesos de negociación política, que operan lentamente a partir del desarrollo de ruidos cognitivos y emocionales, hoy montados en Internet  y en sus diversas manifestaciones. De ello dan cuenta también los estudios culturales, que engarzan lo anterior con lo histórico, lo económico y lo sociopolítico coyuntural.
Las investigaciones de las ciencias cognitivas y la neurociencia suman elementos que producen  disonancias cognitivas, que movilizan y transforman la estructura de pensamiento.
El orden educativo organizado por concepciones pedagógicas, saberes declarativos y su uso procedimental, sostenido por el repertorio actitudinal y ético, hoy dia a la luz de la virtualidad, no pueden resistirse a revisar creencias rígidas y anacrónicas. Es una tarea que poco se visualiza en cuanto a los responsables de llevar a cabo dicha revisión y  reorganización, que se debe enseñar los profesores facilitadores.
¿Cómo se puede lograr exitosamente un cambio en esta esfera?
En este marco, el quehacer creativo virtual directo (learning through the senses) con un tele-intercambio, discusión y búsqueda de consenso en el contexto virtual —aunque no como solución panacéica— desafía lograr programas —físicos y virtuales— de educación superior relevantes, intensos y profundos, sustentables a largo plazo.

La cuestión es compleja de abordar. La paradoja central es reconocer que el ser humano aprende miles de cosas que devienen con el tiempo en rutinas y automatismos ad infinitum, y ello se proyecta al futuro en dosis bajas de logro, por más revisiones que se propongan. Actualmente, esto se halla en terrenos arduos y contradictorios por el refuerzo continuo y directo con la presencia de los accesibles y portables dispositivos telemáticos.
Esto no significa rechazar lo que se gesta culturalmente, que es válido y útil para determinadas instancias, aunque deberían ser deconstruidas, desrutinizadas y desnaturalizadas en las ideas y los procedimientos que los sostienen, lo que implica, como se sabe, una tarea de búsqueda de otro sentido pedagógico general y virtual.

También, pensar en otra dinámica y economía de las instituciones y programas educativos que los sostienen, lo que significa diseños con tiempos diferenciales de elaboración para que la gente reaprenda a redescubrir ideas y conocimiento, a ser producidos conjuntamente, como ya se da, para no ser solo distribuidos y consumidos mediante las TIC, a nivel global. Es decir, enseñar a pensar, sentir y actuar con decisiones según tiempo y madurez, sin velocidad y alienación.
Todo ello, implica repensar en prospectiva la arquitectura de la web de crear condiciones de posibilidad de una utopía personal y colectiva digital. Se trata de un campo de lucha por la libertad que se juega en el interior de las interfaces y las interacciones sociales virtuales.

El cambio y algunas inspiraciones
Basadas en un enfoque filosófico-epistemológico de síntesis, inspirarse pedagógicamente para modificar situaciones con una movilización conceptual sociocultural dentro de un marco económico, político, científico, tecnológico y educativo, persigue estudiar y comprender direcciones, posibilidades, oportunidades y probabilidades para provocar un cambio o evitarlo.
En realidad, el cambio como tal no existe, es un constructo representacional personal y sociopolítico de invención creativa, más allá de sus condicionantes intervinientes e imponderables.
Sin embargo, a pesar de que el cambio per se no existe, es la razón de ser del presente de las mediaciones y mediadores de los entornos tecnológicos existentes y de las tecnologías emergentes que, de hecho, en cierto modo, lo provocan.

Si es auténtico o no, es otro problema a resolver.

Una pedagogía virtual inscrita en los estudios culturales ayuda a construir este cambio hacia una cibercultura pedagógica crítica[1], intercultural, de emancipación y autonomía, de solidaridad y equidad que reformule la subyacente racionalidad tecnológica para iluminar y acelerar los cambios conceptuales y socioculturales.

Los valores subyacentes
La tecnología en general y la educativa, en especial, no es neutra en sus mediaciones. No existe tecnología aséptica o que no represente alguna ideología. La tecnología no existe sin ideología (Habermas, 1986) y menos al estar en manos técnicas exclusivas de pretendido «solucionismo tecnológico».

Subyacen valores a los conceptos y conductas, artefactos y procedimientos tecnológicos, los que, como potenciales de alternativas para generar y conducir el cambio, requieren prudencia en el pensamiento, en la selección, combinación y aplicación de sus formatos derivados de internet y las redes sociales virtuales para educación, aunque no solo para ello.

La prudencia como virtud, valor o fortaleza corresponden al espíritu. Es la variable a tomarse en cuenta para una visión abarcativa y, así, en lo aplicativo, propiciar diseños de interfaces y entornos tecnológicos, en general, y educativos digitales. Son espacios magnos de apertura a nuevas oportunidades a partir de la transformación del significado de la tecnología —de la pos-internet, de la inteligencia artificial y otros—, que transversaliza con pensamientos y posibilidades pragmáticas oportunas los programas educativos virtuales.


orcid.org/0000-0001-7286-9889

[1] Pedagogía crítica: cuerpo de principios cuya preocupación es cuestionar y desafiar la
dominación y las creencias y prácticas generadas


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