Educación y Género: Una perspectiva social, cultural y tecnológica

Beatriz Fainholc- bfainhol@gmail.com

Ya a 20 años del siglo XXI,  el desarrollo  aun con poca comprensión , por el respeto a los derechos de la mujer, continúa siendo  una realidad aspirada.

Aun la dicotomía estereotipada, entre muchas, de los géneros femenino y masculino, se  halla anclada en perfiles  ancestrales. Es decir, se requiere revisar rígidas concepciones y creencias de que los varones  y mujeres no alcanzan un mismo modelo de vida, ni que la interacción no es representativa socialmente en igualdad: no existe respeto por la diversidad en todos los aspectos.

Preparar o formar niños/niñas y jóvenes para la vida adulta, se incluye a los adultos por igual-,  incluye mostrar la existencia de prácticas de igualdad con posibilidades reales en las relaciones sociales de una distribución equitativa de roles, funciones, tareas y responsabilidades públicas y privadas.

Esto significa preparar a las chicas para una independencia económica (a través de una formación para su desarrollo y luego absorción ocupacional digna) y a los chicos para que compartan y desarrollen sus conocimientos y habilidades (que deben enseñadas y aprendidas) acerca del cuidado de la casa, la educación de los hijos, la administración del presupuesto familiar, etc. Todo ello redundará en un comportamiento más igualitario y comprensivo entre chicos y chicas, en la comprensión y ejecución de las tareas de la vida cotidiana, trasladables a otras esferas de la vida social.

Asimismo, debido a la penetración de la influencia interactiva de las personas con las TIC y las redes (claro, la mujer que tiene acceso de conectividad: piénsese en las zonas desfavorecidas), donde  se redoblan los mismos prejuicios de género, -se incluye en casi todos los sitios de Internet -,  en la interacción social física y virtual , que hace a la socializacion y  formación  informal,  que a su vez, se arrastra en/con la educación formal, salvo honrosas excepciones.

Es necesario reconocer algo que poco se ha considerado, que nunca se estimó, aunque infinitas veces se reclamó y se reclama, que los profesores y las profesoras son seres sexuados y que las escuelas, y en general casi todos los programas educativos, se han organizado en torno a relaciones de autoridad formalmente patriarcales. Ello ha encubierto prejuicios muchas veces visibles a través de los comportamientos observables, - y otros no-, por lo que es útil indagar las causas genuinas de tales comportamientos.

Esperamos ayudar a los/las profesores/ profesoras a entender lo enunciado, facilitando una introspección, a fin de desarrollar estrategias,- producto de una capacitación docente que abuela anacronismos y prejuicios-, para desterrar el machismo/sexismo en la educación, hoy cada vez más mediado por tecnologías. 

Las bases de conformación de las expectativas de logro para las chicas y chicos, el sesgo en los contenidos que se enseñan, del lenguaje que se utiliza y de las experiencias de aprendizaje, evaluativas y metodologías didácticas, que se diseñan e implementan, en todas las materias /áreas  pedagógicas, deberían ser revisadas haciendo consciente los modelos de autoridad y subordinación. Sobre todo en  las actitudes discriminatorias en el trato y en la educación de la mujer y del varón, concebidos y sostenidos por una visión de valores tradicionales conservadores

Subrayar las asimetrías de las posiciones del sistema de género le ha servido a la crítica feminista para denunciar los abusos del poder y su relación con la posibilidad de acceder al saber o, como Foucault lo llama: “la tiranía de los discursos globalizantes” (es decir, abarcadores), o falsamente, saberes “verdaderos”. 

Se manifiestan en los márgenes del conocimiento oficial, frente a lo cual las manifestaciones de la mujer aparecen como saberes alternativos a aquellos generados por prácticas más discontinuas, precarias, inestables o no legitimadas por el control ejercido por lo masculino.

Estas concepciones e intervenciones dieron por resultado la formalización académica de los Estudios avanzados de género, - desde hace varios decenios-, que deconstruyen en marcos inter-transdisciplinarios, los estudios conocidos tradicionalmente como científicos sin revisionismos de la Medicina, Historia, Psicologia, Antropología, Literatura, Filosofía, Tecnologia etc.,  para no solo tender a ópticas transformadoras del entendimiento del mundo, la vida y la persona humana, sino rebatir la falsa visión de una objetividad científica como garante de imparcialidad. 

En este contexto, el sistema educativo formal debería entender qué es “machismo”, que redunda en una estereotipia de la práctica pedagógica, apoyada en una concepción y organización escolar ,-de todo nivel, se incluye al universitario-,que establecen las mediaciones en la enseñanza  a través de todos los  materiales que se usan.

Observando todo lo enunciado,  se esperan logros de aprendizaje muy distintos frente a las chicas y a los chicos, a fin de tomar conciencia acerca de todas las ideas y resortes implicados , los que refuerzan la desigualdad de los géneros.

De este modo se requiere una transformación/modificación de los modelos de pensamiento a través de las situaciones formativas, como esencialmente un alerta  que conducirán a un cambio sociocultural. Se enumeran- sin orden de jerarquía- a los  protagonistas y decisores de este cambio en general y en la esfera educativa:

• Autoridades decisoras, políticas y administrativas de la Educación,

• Educadores/as (de todos los niveles y modalidades del sistema educativo),

• Autores y editores de textos, ilustradores/as, etc.,

• Diseñadores de producciones virtuales para las TIC e Internet,

• Autoridades decisoras y productoras de realizaciones para los medios de comunicación social (impresos y audiovisuales),

• Asociaciones civiles y comunidades educativas (sindicatos, hospitales, fábricas, empresas, clubes, cooperativas, etc.),

• Líderes de programas de capacitación no formal,

• Madres, padres y sociedad en general.


Bibliografía


Bourdieu, P. (1991) El sentido de la práctica. Taurus. Madrid.

Beauvoir, S. (1999) El segundo sexo. Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires.

Fainholc, B. Educación y Género: una perspectiva social, cultural y tecnológica. El Lugar. Bs As

Foucault, M. (1992) Microfísica del poder. La Piqueta. Madrid.

Haraway, DJ. (1995) Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la naturaleza. Cátedra, Madrid.

Haraway, DJ. (1995) Ciencia y feminismo. Morata, Madrid.


Comentarios

  1. Cómo siempre impecable doctora. Un placer aprender con usted. En la provincia del Chaco ya se están poniendo en práctica capacitaciones a los docentes sobre la perspectiva de género y también la ley Micaela para el trato equitativo en todas las instituciones a todos los géneros. Estoy muy feliz que podamos re pensar y re aprender la perspectiva de género desde todas las aristas de la comunidad porque es justo. Esto es el comienzo pero era impensable cuendo fui joven. Saludos.

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  2. Hola muy buena reflexión, al final del día somos mujeres las que estamos educando, a esos hombres, y mujeres que deben iniciar por entender la igualdad en todos los conceptos, pero sobre todo por el respeto a nuestras ideas y a ejercer de manera igualitaria todos los compromisos; desde lo familiar hasta lo laborar debemos participar por igual.

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