Considerandos socioeducativos para una e- inclusión digital

La inclusión social de las TIC ayuda a configurar un conjunto de acciones transversales  formativas referidas a todas esferas socio-económico y culturales. Serán  sostenidas hoy si se  atiende y satisface la necesidad de un desarrollo de las competencias digitales, que abarcan conocer y proceder equipos y  artefactos tecnológicos.

Maquinaria de la telemática actual, aunque centralmente se apunta a ejercitar  dominio de las habilidades, actitudes y valores correspondientes a la sociedad de la información, la economía del conocimiento, dentro de la cultural digital.

Los temas de e- inclusión y exclusión digital merecen enfocar estos problemas, no solo pensando en la conectividad (antes obtener electricidad, ya que muchas zonas del mundo adolecen de ello en pleno siglo XXI), y en un acceso tecnológico, sino en el cultivo de las competencias digitales engarzadas con las competencias  generales, especificas y transversales, -tarea insoslayable de enseñanza-, para su uso efectivo, critico y creativo.
Se trata de las herramientas centrales de estrategias de pensamiento, que invisibles, ponen en marcha todo el proceso de aprendizaje, en todas sus dimensiones formativas, mediado hoy por las tecnologías electrónicas que se encuentran en casi todos  los entornos educativos virtuales (EVA).

No nos referiremos al registro numérico de los excluidos que no gozan de las TIC para un uso productivo y socialmente pertinente (y no consumista), porque existen publicadas muy a menudo en diversos estudios estadísticos, y no se tiene espacio aquí.

Si, miraremos las oportunidades tecnológicas equitativas conectadas como pivote en la educación de modo que sean socialmente útiles y productivas.

 Para qué, cómo, con qué acciones a diseñar y emprender concretamente son preguntas para intentar cerrar diferencias, lo que redunda en superar el déficit formativo, es decir, los  enormes desequilibrios en la estimulación del desarrollo de las estructuras cognitivas de los habitantes. Ello entre otras variables, impide a muchos sectores sociales (y no solo marginales, sino más lejanos; rurales, en zonas desfavorecidas, etc.), ampliar y entrenar la “caja de herramientas invisibles” (Salomon) y el  repertorio de posibles usos de equipos y software de modo sustantivo  para “aprendizajes plenos” (Perkins). Todo ello aplicable para resolver problemas referido a  aumentar la productividad y los empleos, cuidar la salud,  ampliar el desarrollo comunitario, etc.

La (r) evolución tecnológica ya hace rato que se instaló en el mundo con Internet. Por ello se deben identificar los rasgos dre su código simbólico, sus características actuales para contextualizarlas y apropiarlas según escenarios y actores locales, insertos en la globalidad del mundo. Ello significa reconocer que cada vez mas no habrá cableados sino wireless con pasmosa  velocidad y cantidad de datos, que en la medida que se hallen adecuadamente procesados proveer procesos para la  producción de saber y de poder distribuirlos como bienes y servicios materiales y simbólicos , que ayuden a solucionar problemas a la gente.

La inversión en infraestructura, la  instalación de redes de una banda ancha de Internet, apoyan 

que todos aquellos que están lejos y carecen de productos y servicios estén electrónicamente incluidos (e-incluidos). De esto ya mucho se hablo y escribió, pero parece que la desigualdad vía Internet continua, o la provoca?
Cuando decimos que muchos alejados o desfavorecidos pueblos carecen de productos y servicios básicos, también carecen de (buenas) escuelas y una educación de calidad, y  entre múltiples  razones porque tienen nulo o escaso acceso a Internet para alcanzar información y poder comunicarse. Habrá que recordar que hoy las bibliotecas y los museos (educación a lo largo de la vida) ,en su mayoría son virtuales, y que podrían actuar de modo complementario entre sí y con los servicios educativos , con las formas físicas de su existencia para un acceso más amplio.

Es una realidad además que las limitaciones entre muchas, pasan por no solo no recibir información, sino ahora qué hacer con ella, es decir discriminarlas según fines y procesos: enseñar a pensar, navegar e investigar, leer y escribir críticamente. Poseer dominio de las redes sociales, que deberían usarse con fines formativos, cuidar la privacidad y estar atentos/as a la tendencia material cada vez mayor de “Internet de las Cosas”  [1] .

Enlaza  la cada vez a mayor velocidad de datos con la irrefrenable aparición industrial de equipos: tomar rigurosas (adecuadas, sostenidas, compartidas, consensuadas, evaluables, políticas ( “policies” apoyada en “politics”, como dirían los sajones) públicas no solo educativas sino de ciencia y tecnología, para planear intervenciones que demuestren ser realizaciones auténticas ( y no solo para sacarse fotos en los actos públicos). Se   incentivaría la motivación personal, grupal y organizacional,- “la revolución interna necesaria”-, para un cambio social de inclusión digital con  la mayor cobertura posible.

Contando con esta base y con el conocimiento codificado expandido, una  formación ciudadana activa y participativa /colaborativa, en conexión y alfabetización igualitaria para una lectura crítica y productiva en Internet y las TIC (en todos sus formatos), junto con satisfacer las necesidades de infraestructura y de propuestas revisadas de las prácticas de enseñanza con  el sentido crítico ,-(tanto en instituciones de educación formal como de programas no formales e informales de las instituciones educativas ,incluyendo la universidad), se postulan algunas de las estrategias adecuadas que armonicen todos los recursos citados y se conviertan en los medios concretos para el cultivo, establecimiento y mantenimiento de un desarrollo social superador de exclusiones. La educación como se ha reflejado tiene un rol inmenso a ejercer.


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